Otras anécdotas

         Mi segundo drone era el syma x5c. Esta es la anécdota de su largo fin. Una vez, lo llevé al parque de Necochea, disfrutaba sus 8 minutos de vuelo filmando y fotografiando a mi familia, cuando de repente, su batería se acabó justo cuando yo estaba sobrevolando un eucalipto de 30 metros. El drone se quedó atascado en la copa del árbol y su batería de reserva era inútil. Yo estaba pasmado ante la situación ya que amaba ese drone. Todos nos sentamos en una larga escalera de la plaza, ocupando casi la mitad de ella, pensando soluciones para bajarlo. Una de ellas era tirar una piedra, pero nuestros intentos parecían solo funcionar para casi decapitar a las personas que pasaban. Luego, llamamos a los bomberos unas 3 veces para pedirles que lo bajaran. Pero estaban tomando cerveza y usando el camión de trampolín. Mi papá, que estaba presente, sugirió sacudir el árbol de 3 metros de grosor. Y toda la familia respondió al unísono... ¿¿¿Estas en pedo??? El siguiente intento fue dispararle con el rifle de aire comprimido de mi tío. Comenzamos a tirar mientras la gente del parque se acercaba a contemplar los inútiles intentos de bajarlo. Cuando... Tac! -Le dí!!!- gritó. Pero lo único que consiguió fue perforar el extremo del aparato. Fue entonces cuando mis esperanzas acabaron y decidí volver a mi ciudad. Pasaron tres días sin tener más información que: El drone sigue colgado. Hasta que el cuarto día recibí una llamada, Ring! Ring! Atendí y lo que escuché fue... Lo bajé. Era la voz alegre de mi tío anunciando la llegada a la tierra de la máquina. El había contactado al novio de su hija que juega al handball que intentó bajarlo de un pelotazo y falló. Se le ocurrió llamar a un amigo que hace arquería profesional y lo consiguió, aunque con algunos inconvenientes (el flechazo había atravesado la cámara y ya no era funcional). Como se podrán imaginar todo el esfuerzo y sudor fueron en vanos porque el drone había muerto... 

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